Es una playa ubicada al norte de la Península de La Magdalena, con arena fina y dorada que tiene 200 metros de longitud y una anchura media de 50 metros.
Este arenal debe su nombre a que, mirando hacia el mar, entre su gran variedad de formaciones rocosas, en la bajamar destaca una con forma de camello. La orografía de este lugar lo convierte en una opción ideal para los amantes de la geología y del snorkel.
Sus aguas son cristalinas y presentan un oleaje moderado, por lo que es una playa ideal en la que disfrutar de las aguas del Cantábrico.
En la parte izquierda de este arenal, destaca una gran formación rocosa con una escultura en su cima, que representa al joven dios romano del mar y de los océanos “Neptuno Niño” con su característico tridente. Esta escultura, obra de Ramón Muriedas, es popularmente es conocida como “Niño Pez” y se trata de uno de los monumentos icónicos de la ciudad.
Desde este arenal tenemos unas fantásticas vistas a la Península de la Magdalena y a su imponente Palacio rodeado de pinos.
La Playa de El Camello es famosa por los juegos de pala cántabra, hasta el punto de que cuenta con la única asociación oficial de palistas.
Cuenta con un amplio aparcamiento, pero además está comunicada con carril bici desde el centro de la ciudad y tiene transporte público frecuente.
Como característica cultural, en el muro del aparcamiento, hay una cita de la obra “Gloria” de Benito Pérez Galdós, que explica el nombre de la playa: “A la izquierda de la boca de la ría había una serie de rocas que se mostraban completamente en marea baja, y en la pleamar eran indicadas por móviles espumarajos del agua. Uno de los peñascos tenía forma parecida a un camello, y de aquí vino el nombre dado a todo el arrecife”.