Con una extensión de unas 25 hectáreas, es uno de los lugares más visitados de Santander. En su entorno natural, podrás disfrutar de un paisaje magnífico, de sus playas, del museo El hombre y La mar, su parque infantil, la riqueza arbórea e incluso de un pequeño parque marino con focas, leones marinos y pingüinos. Todos estos atractivos convierten este espacio en el lugar ideal para pasear y pasar el día. Además, en su interior podrás ver la que fue la Casa de Los Guardeses, actualmente Oficina de Turismo; un paraninfo que acoge multitud de eventos, las Caballerizas Reales, el Embarcadero, el Faro de la Cerda y, coronando la Península, el Palacio de La Magdalena, la antigua residencia de verano de los reyes. ¡No tendréis tiempo de aburriros!
Entre la Segunda Playa de El Sardinero y los Campos de Sport del Racing, se encuentra este parque construido en el mismo lugar donde se encontraba el antiguo campo de fútbol. Le debe su nombre al Doctor Mesones, alcalde de Santander durante 21 años. Con una gran explanada de césped y un estanque artificial, no dudes en pasear por él, ya que se trata de uno de los parques más populares, sobre todo en verano.
Creados en 1925 sobre la roca llamada del Piquillo, separan la Primera y Segunda playa de El Sardinero cuando la marea está alta. Además de por su jardín y las especies que alberga, Piquío es el lugar preferido por aquellos que quieren disfrutar de las mejores vistas de El Sardinero y el Cantábrico desde su mirador.
Situado en el Cabo Menor, es uno de los lugares preferidos por los santanderinos para pasear y disfrutar de las impresionantes vistas. Abierto al público en 1983, cuenta con un amplio jardín, un gran estanque de aves rodeado de una extensa zona arbolada y un circuito deportivo en plena naturaleza.
Inaugurado en 2007, este extenso parque se ha convertido en el pulmón de la ciudad. Levantado sobre un terreno pantanoso, se encuentra a los pies del campus de la Universidad de Cantabria. En sus 11 hectáreas de extensión, abarca zonas recreativas, áreas verdes y una amplia red de caminos, campas, espacios acuáticos y una zona de ocio que rodean una gran zona central que muchas aves eligen como humedal para hacer sus nidos o descansar de sus viajes migratorios.
En el parque también encontrarás una cafetería-restaurante, aparcamiento, carril-bici, y la sala de conciertos Escenario Santander, cuyo espacio acoge multitud de eventos.
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Inaugurados en 1905 con el nombre de Jardines del Muelle, cambiaron su nombre al actual en 1911, al colocarse el monumento a José María de Pereda. Destaca sobre todo por la variedad de especies arbóreas que posee el parque.
Son muchos los monumentos que descansan en estos jardines y que son testigos de las diversas ferias literarias y mercados que se desarrollan en ellos. Una visita obligada sobre todo si vas con los más pequeños de la casa.
Representa el curso fluvial desde su nacimiento hasta su desembocadura, de ahí su nombre. En él encontrarás extensas zonas verdes, una amplia red de caminos peatonales, plazas e incluso un arroyo y lagunas artificiales.
En sus cerca de 750 metros de longitud, este parque urbano se encuentra rodeado de locales comerciales y restaurantes donde disfrutar de los platos típicos de la capital.
Más conocido por los santanderinos como el parque de La Vaca por la escultura que hay de este animal, este parque cuenta con una extensión de 175.000 m2 y alberga un parque infantil, un pequeño estanque, una pista de Skate y una gran variedad de especies arbóreas.
Ubicado en una zona en donde antes solo había naves industriales, el parque se ha renovado albergando amplia variedad de árboles, un estanque y una bolera tradicional.
Situado en la zona del Campus Universitario de la ciudad, cuenta con una pista de skate para los amantes de este deporte o para aquellos que quieran probarlo.
La Finca Altamira, también conocida como la Quinta Altamira, se abrió al público santanderino el 27 de noviembre de 1983 y dos años más tardes el Conservatorio Municipal se trasladó al edificio histórico de la misma.
Caracterizada por su infinidad de especies arbóreas, algunas de ellas de América del Norte y tropicales, cuenta también con plátanos de sombra, castaños de indias, magnolios, pinos, tilos, cedros y robles americanos. Aquí se encuentra el único ejemplar en Cantabria de la palmera Washingtonia Phylifera.
En el corazón de Santander se alza el Ayuntamiento de Santander. Construido en 1907 con un marcado estilo ecléctico en el mismo lugar sobre el que antes se levantaba el antiguo convento de San Francisco. Fue ampliado en los años 60 convirtiéndose en el edificio que conocemos hoy en día. Actualmente es punto de encuentro entre los santanderinos y lugar en el que se celebra numerosas actividades.
Aunque en realidad se llama plaza de Velarde, es más conocida como plaza Porticada. En 1952, acoge por primera vez el Festival Internacional de Música y Danza de Santander, impulsado por Ataulfo Argenta y José Manuel Riancho, primer director del festival. En esta plaza se celebran eventos de gran importancia, desde conciertos hasta exposiciones.
Situada a los pies de la Catedral, hasta aquí llegaba el mar y fue zona de astilleros en el s. XV. Más adelante, se convirtió en una importante base naval de la armada de Felipe II en donde se reparaban barcos tanto de guerra como de pesca.
Si queréis conocer una de las plazas más entrañables de la ciudad, tenéis que pasar por esta plaza. Son muchos los santanderinos que asocian su infancia a este lugar. Todavía hoy se mantiene la tradición de acudir los domingos por la mañana para intercambiar cromos. En la misma plaza se encuentra La Casa Pombo o Club de Regatas, la sociedad recreativa más antigua de la ciudad.
Justo detrás de la Plaza Pombo se encuentra una de las plazas más populares de Santander. Antiguamente ocupada por la fábrica de cerveza más importante de la ciudad, hoy se ha convertido en uno de los puntos de reunión para disfrutar del ambiente nocturno.
Conocida como la plaza de las Farolas, alberga dos de los edificios más emblemáticos de la capital: Correos y el Banco de España. El primero, construido en 1918, es un claro ejemplo del estilo regionalista montañés. En el caso del Banco de España, fue levantado en 1924 y destaca su estilo renacentista. Ambos edificios junto con la iglesia del Cristo, fueron los únicos edificios que se salvaron del incendio de 1941.
Situada en El Sardinero, frente a la Primera Playa de El Sardinero y con el Casino como protagonista, esta plaza es la preferida por muchos, sobre todo en verano, para sentarse y disfrutar de los helados de las heladerías cercanas.
Homenaje a los indianos que emigraron a ese país y regresaron e invirtieron parte de su dinero en mejoras para la comunidad. El homenaje a este país de acogida de muchos cántabros, se ve reflejado por el calendario azteca realizado con azulejos coloridos.