Es una cala natural aislada del entorno urbano de Santander, lo que hace que se trate de una playa con un bajo grado de ocupación, en un entorno completamente natural.
Sus dimensiones son reducidas, ya que cuenta con una extensión de 200 metros de arena fina y dorada que se funde con las azules aguas del Mar Cantábrico, en las que disfrutar de un baño refrescante, o practicar algún deporte acuático.
Ofrece servicio de vigilancia los fines de semana y festivos, pero se puede disfrutar de esta playa cualquier día del año en el que relajarse y disfrutar de un espacio tranquilo, junto al mar, con total tranquilidad.
Se encuentra rodeada de pequeños acantilados que llenan de encanto a este oasis de calma ubicado en la zona marinera de Monte.
Se llega a la Playa de El Bocal paseando por bellos paisajes naturales, o en coche, aunque al tratarse de un espacio natural, su acceso se hace algo complejo debido a la escasa anchura del vial.