La Plaza Porticada y la Plaza Pombo, junto con las calles Arrabal y del Medio, forman un triángulo que reúne tres edades de Santander: la de la reconstrucción del siglo XX, la del ensanche del XIX y la de la Puebla Nueva.
Estas dos pequeñas calles peatonales, con gran ambiente de pequeñas tabernas y gastro-bares, son las más antiguas que conserva la ciudad, y se encontraban justo a las puertas de la muralla medieval.
Las calles de Hernán Cortés y Ataúlfo Argenta conectan ambas plazas, abrazando entre sí el singular espacio del Mercado del Este, hoy rehabilitado para la gastronomía y la actividad cultural.