Bajo el suelo de la Plaza de Velarde, también conocida como Plaza Porticada, se encuentran los restos arqueológicos de un tramo de la muralla medieval de la villa construida a partir de la concesión del fuero en 1187, en tiempos del rey Alfonso VIII de Castilla. En concreto, se trata del tramo comprendido entre el portillo de Don Gutierre de Escalante y la Puerta de la Mar.
Gracias a estos restos, y con la ayuda de la cartografía antigua, se puede comprender la evolución urbanística de esta parte de la ciudad, que contaba con una zona central definida por el contorno amurallado de la villa y que incluía las dos pueblas y la nueva zona que se extendía hacia el este debido al desarrollo del puerto y su entorno. Esta zona constituye actualmente una de las imágenes más reconocibles de la ciudad.
Además se exhiben objetos de gran interés que se fueron encontrando durante la recuperación del espacio como, por ejemplo, cerámicas de Santillana del Mar, de Manises, de Francia, monedas de distintas épocas, fragmentos de pipa del siglo XVI…y muchas piezas más.
Los restos de la muralla y otros elementos, como cerámicas, partes de calles enlosadas y estructuras de antiguos torreones, ofrecen al visitante la posibilidad de viajar de la Edad Media al siglo XX para poder comprender la evolución de Santander desde que era una villa marinera medieval hasta la moderna ciudad surgida en torno al puerto.