Para los que aún no lo han adivinado, dedicamos estas líneas al mirador semicircular que se encuentra al final de la Segunda Playa de El Sardinero, en la Avenida de García Lago.
En este lugar nos encontramos una gran bancada desde la que podemos divisar los puntos de referencia de la costa cántabra, ya que en los asientos se señalan con precisión dónde se encuentra cada uno de ellos. Así, nos señala hacia Cabo Mayor, Cabo de Ajo, Isla de Mouro, los Jardines de Piquío y la Península de La Magdalena.
Este enclave es sumamente especial, pese a ser uno de los más azotados en temporales, resiste para ofrecer unas vistas mágicas, sobre todo, al amanecer y el atardecer.
Más allá de la panorámica de la que podremos disfrutar de este mirador, nos encontramos en un enclave singular de la ciudad de Santander donde se encuentran los restos del conocido rompeolas del Chiqui, así como los acantilados sobre los que se encuentran la senda costera de Mataleñas hacia Cabo Menor.