Los contenedores metálicos situados en la Primera y Segunda playa del Sardinero, La Magdalena y La Maruca lucen desde esta semana una imagen renovada y se han convertido en espacios expositivos temporales gracias a la iniciativa ‘Arte peatonal’.
Realizados por los artistas Mo Gutiérrez Serna, Raúl Lucio e Ignacio Goitia, las intervenciones conectan los cuatro espacios con una reflexión abstracta sobre los límites de la tierra y el dibujo de la costa.
Los artistas y sus obras
MO Gutiérrez Serna se acerca, con un trabajo muy personal y lenguaje desenfadado, al mundo del cómic con trazos frescos y diálogos sencillos llenos de humor y ternura.
Sus personajes, Cass y Otto, se lanzan a un mágico sueño para vivir una aventura recorriendo un museo imaginario. Todo comienza al escaparse la bombilla de un cuadro icónico dejándolo completamente a oscuras, lo que desencadena la persecución a través de algunas de las obras de arte más conocidas de la historia, buscando a la traviesa bombilla. Su trabajo es un canto a la imaginación y al amor por el arte que invita a disfrutar de él con una mirada fresca y de forma lúdica en la Segunda playa del Sardinero.
La obra de Ignacio Goitia es un lugar de sublimación artística, una declaración de principios donde la libertad rige los pasos coreográficos de los personajes retratados. El arte y, en su caso, la pintura, le permite construir y dar rienda suelta a su personal y particular visión del mundo. La mayoría de los escenarios arquitectónicos que aparecen en sus cuadros fueron construidos a lo largo de la historia, pero siguen formando parte importante de nuestro presente.
Goitia es uno de los artistas vascos contemporáneos con mayor proyección internacional. Su arte traspasa las fronteras del lienzo para trasladarse a otros soportes como el trabajo que ha desarrollado en esta ocasión en la Primera playa del Sardinero.
Raúl Lucio, en los contenedores ubicados en La Maruca y en La Magdalena, lanza un sutil mensaje con una mirada poética que gira sobre el inagotable concepto del agua, líquido contenido en las nubes y bruma en el mar con un coherente juego en el que ambos espacios se invierten y desembocan en la misma fina línea, “el mar siempre tiene razón”, lo afirma con un contundente primer plano de la mano, muy presente en su trabajo.